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Ilustraciones y poesía.
Bajada a los infiernos.
Dante Alighieri.
Bajada a los infiernos.
Quedóse la aprensión un poco quieta de mi corazón adolorido
en el lago duró la noche inquieta.
Y como aquel que con el aliento ardido,
del piélago salido a la ribera,
mira el agua que casi la he perdido,
mi alma, que fugitiva entonces era, volvióse a contemplar de nuevo el paso
qué no atreviese nadie sin que muera.
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Bajada a los infiernos.
Quedóse la aprensión un poco quieta de mi corazón adolorido
en el lago duró la noche inquieta.
Y como aquel que con el aliento ardido,
del piélago salido a la ribera,
mira el agua que casi la he perdido,
mi alma, que fugitiva entonces era, volvióse a contemplar de nuevo el paso
qué no atreviese nadie sin que muera.
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Infierno.
Dante Alighieri.
Canto I
A mitad del camino de la vida,
en una selva oscura me encontraba
porque mi ruta había extraviado.
¡Cuán dura cosa es decir cuál era
esta salvaje selva, áspera y fuerte
que me vuelve el temor al pensamiento!
Es tan amarga casi cual la muerte;
mas por tratar del bien que allí encontré,
de otras cosas diré que me ocurrieron.
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Canto I
A mitad del camino de la vida,
en una selva oscura me encontraba
porque mi ruta había extraviado.
¡Cuán dura cosa es decir cuál era
esta salvaje selva, áspera y fuerte
que me vuelve el temor al pensamiento!
Es tan amarga casi cual la muerte;
mas por tratar del bien que allí encontré,
de otras cosas diré que me ocurrieron.
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Bajada a los infiernos.
Dante Alighieri.
Canto II.
Invocación.
Una dulce mujer hay en el cielo
que de este impedimento se ha apoderado
y quiebra el duro juicio con su celo.
A Lucia llamar hizo a su lado
y le dijo: "tu fiel te necesita
y yo lo recomiendo a tu cuidado".
Lucía, que al dolor sus armas quita, fuese al lugar en el que yo me era,
junto a Raquel, la israelita.
Dijo "Beatriz, de Dios delicia verá,
por qué no ayudas al que amóte tanto
y huyó por ti de la vulgar esfera?.
No hubo en el mundo gente tan celosa
desde mi beatífico sitial
a confiarme a tu discurso honesto
qué de ti y quíen te escucha honra es cabal".
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Canto II.
Invocación.
Una dulce mujer hay en el cielo
que de este impedimento se ha apoderado
y quiebra el duro juicio con su celo.
A Lucia llamar hizo a su lado
y le dijo: "tu fiel te necesita
y yo lo recomiendo a tu cuidado".
Lucía, que al dolor sus armas quita, fuese al lugar en el que yo me era,
junto a Raquel, la israelita.
Dijo "Beatriz, de Dios delicia verá,
por qué no ayudas al que amóte tanto
y huyó por ti de la vulgar esfera?.
No hubo en el mundo gente tan celosa
desde mi beatífico sitial
a confiarme a tu discurso honesto
qué de ti y quíen te escucha honra es cabal".
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Lujuriosos.
Dante Alighieri.
Bajada a los infiernos.
Canto V. Lujuriosos.
Amor, que al noble corazón se agarra,
a éste prendió de la bella persona
que me quitaron; aún me ofende el modo.
Amor, que a todo amado a amar le obliga,
prendió por éste en mí pasión tan fuerte
que, como ves, aún no me abandona.
El Amor nos condujo a morir juntos,
y a aquel que nos mató Caína espera.»
Estas palabras ellos nos dijeron.
Cuando escuché a las almas doloridas
bajé el rostro y tan bajo lo tenía,
que el poeta me dijo al fin: «tQué piensas?»
Al responderle comencé: «Qué pena,
cuánto dulce pensar, cuánto deseo,
a éstos condujo a paso tan dañoso.»
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Bajada a los infiernos.
Canto V. Lujuriosos.
Amor, que al noble corazón se agarra,
a éste prendió de la bella persona
que me quitaron; aún me ofende el modo.
Amor, que a todo amado a amar le obliga,
prendió por éste en mí pasión tan fuerte
que, como ves, aún no me abandona.
El Amor nos condujo a morir juntos,
y a aquel que nos mató Caína espera.»
Estas palabras ellos nos dijeron.
Cuando escuché a las almas doloridas
bajé el rostro y tan bajo lo tenía,
que el poeta me dijo al fin: «tQué piensas?»
Al responderle comencé: «Qué pena,
cuánto dulce pensar, cuánto deseo,
a éstos condujo a paso tan dañoso.»
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Iracundos.
Dante Alighieri.
Bajada a los infiernos.
Canto VIII. Iracundos.
Ambas manos tendió al leño el precio,
pero el maestro lo espantó prudente: "Ve con los otros perros!", fue su grito.
Me echó al cuello los brazos, y en la frente
bésome y dijo:"Oh alma desdeñosa, bendita quien dio abrigo a tu simiente!"
Esa alma en el mundo fue orgullosa,
mas no hay bondad que ensalce su memoria,
y ahora su sombra vese aquí furiosa.
Cuantos viven allí fingiendo gloria
que, cual cerdos, vendrán al cieno feo
dejando tras sí su mala historia!".
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Bajada a los infiernos.
Canto VIII. Iracundos.
Ambas manos tendió al leño el precio,
pero el maestro lo espantó prudente: "Ve con los otros perros!", fue su grito.
Me echó al cuello los brazos, y en la frente
bésome y dijo:"Oh alma desdeñosa, bendita quien dio abrigo a tu simiente!"
Esa alma en el mundo fue orgullosa,
mas no hay bondad que ensalce su memoria,
y ahora su sombra vese aquí furiosa.
Cuantos viven allí fingiendo gloria
que, cual cerdos, vendrán al cieno feo
dejando tras sí su mala historia!".
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Infierno. Canto XXXIV
Dante Alighieri.
Allí es tarde y aquí hora mañanera,
y el que nos hizo escala de su pelo
plantado está como plantado fuera.
Por esta parte se cayó del cielo;
y las tierras que había de este lado
por miedo a el hicieron del mar velo
y al hemisferio nuestro se han pasado;
y tal vez la que acá se ve elevada,
por huir, un vacío aquí ha dejado.
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Allí es tarde y aquí hora mañanera,
y el que nos hizo escala de su pelo
plantado está como plantado fuera.
Por esta parte se cayó del cielo;
y las tierras que había de este lado
por miedo a el hicieron del mar velo
y al hemisferio nuestro se han pasado;
y tal vez la que acá se ve elevada,
por huir, un vacío aquí ha dejado.
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Purgatorio. Beatriz.
Dante Alighieri.
Purgatorio. Beatriz.
Con mi rostro algún tiempo le he auxiliado:
mostrándole los ojos jovenzuelos,
conmigo al buen camino le he llevado.
Tan pronto como yo vestí los velos.
De mi segunda edad, y cambié vida,
otros de mí apartaron sus anhelos.
Y, ya de carne a espíritu subida,
cuando en belleza y en virtud creciera, menos grata le fuí, menos querida;
una senda tomó no verdadera, siguiendo falsos bienes, cuellos dones no cumplen nunca su promesa entera.
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Purgatorio. Beatriz.
Con mi rostro algún tiempo le he auxiliado:
mostrándole los ojos jovenzuelos,
conmigo al buen camino le he llevado.
Tan pronto como yo vestí los velos.
De mi segunda edad, y cambié vida,
otros de mí apartaron sus anhelos.
Y, ya de carne a espíritu subida,
cuando en belleza y en virtud creciera, menos grata le fuí, menos querida;
una senda tomó no verdadera, siguiendo falsos bienes, cuellos dones no cumplen nunca su promesa entera.
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Paraíso.
Dante Alighieri
La ciudad soñada.
Paraíso. Canto XXXI
Y como el peregrino que se goza
viendo ya el templo al cual un voto hiciera,
y espera referir lo que haya visto,
yo paseaba por la luz tan viva,
llevando por las gradas mi mirada
ahora abajo, ahora arriba, ahora en redor,
veía rostros que el amor pintaba,
con su risa y la luz de otro encendidos,
y de decoro adornados sus gestos.
La forma general del Paraíso
abarcaba mi vista enteramente,
sin haberse fijado en parte alguna;
y me volví con ganas redobladas
de poder preguntar a mi señora
las cosas que a mi mente sorprendían.
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La ciudad soñada.
Paraíso. Canto XXXI
Y como el peregrino que se goza
viendo ya el templo al cual un voto hiciera,
y espera referir lo que haya visto,
yo paseaba por la luz tan viva,
llevando por las gradas mi mirada
ahora abajo, ahora arriba, ahora en redor,
veía rostros que el amor pintaba,
con su risa y la luz de otro encendidos,
y de decoro adornados sus gestos.
La forma general del Paraíso
abarcaba mi vista enteramente,
sin haberse fijado en parte alguna;
y me volví con ganas redobladas
de poder preguntar a mi señora
las cosas que a mi mente sorprendían.
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Trepanación.
Liberación del alma de los malos espíritus.
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
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Hedor
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Sin título
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Alegría.
Rima LXVII: Qué hermoso es ver el día.
Gustavo Adolfo Bécquer
¡Qué hermoso es ver el día
coronado de fuego levantarse
y a su beso de lumbre
brillar las olas y encenderse el aire!
¡Qué hermoso es, tras la lluvia
del triste otoño en la azulada tarde,
de las húmedas flores
el perfume aspirar hasta saciarse!
¡Qué hermoso es cuando en copos
la blanca nieve silenciosa cae,
de las inquietas llamas
ver las rojizas lenguas agitarse!
¡Qué hermoso es cuando hay sueño
dormir bien… y roncar como un sochantre…
Y comer… y engordar… y qué desgracia
que esto sólo no baste!
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Gustavo Adolfo Bécquer
¡Qué hermoso es ver el día
coronado de fuego levantarse
y a su beso de lumbre
brillar las olas y encenderse el aire!
¡Qué hermoso es, tras la lluvia
del triste otoño en la azulada tarde,
de las húmedas flores
el perfume aspirar hasta saciarse!
¡Qué hermoso es cuando en copos
la blanca nieve silenciosa cae,
de las inquietas llamas
ver las rojizas lenguas agitarse!
¡Qué hermoso es cuando hay sueño
dormir bien… y roncar como un sochantre…
Y comer… y engordar… y qué desgracia
que esto sólo no baste!
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
El señor de los sueños.
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Las ninfas del jardín.
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Perdido.
Soneto Amoroso.
Francisco de Quevedo.
Por la cumbre de un monte levantado, mis temerosos pasos, triste, guío; por norte llevo sólo mi albedrío, y por mantenimiento, mi cuidado. Llega la noche, y hállome engañado,
y sólo en la esperanza me confío; llego al corriente mar de un hondo río: ni hallo barca ni puente, ni hallo vado. Por la ribera arriba el paso arrojo; dame contento el agua con su ruido;
mas en verme perdido me congojo. Hallo pisadas de otro que ha subido; párome a verlas; pienso con enojo si son de otro, como yo, perdido.
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Francisco de Quevedo.
Por la cumbre de un monte levantado, mis temerosos pasos, triste, guío; por norte llevo sólo mi albedrío, y por mantenimiento, mi cuidado. Llega la noche, y hállome engañado,
y sólo en la esperanza me confío; llego al corriente mar de un hondo río: ni hallo barca ni puente, ni hallo vado. Por la ribera arriba el paso arrojo; dame contento el agua con su ruido;
mas en verme perdido me congojo. Hallo pisadas de otro que ha subido; párome a verlas; pienso con enojo si son de otro, como yo, perdido.
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Tristeza.
Mi corazón oprimido.
Lorca.
Mi corazón oprimido
Siente junto a la alborada
El dolor de sus amores
Y el sueño de las distancias.
La luz de la aurora lleva
Semilleros de nostalgias
Y la tristeza sin ojos
De la médula del alma.
La gran tumba de la noche
Su negro velo levanta
Para ocultar con el día
La inmensa cumbre estrellada...
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Estadea.
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
La danza.
Tíntas acrílicas / papel fotográfico / 30x21 cm
Soledad, silencio.
Así como del fondo de la música.
Octavio Paz
Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio...
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Contemplación.
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Encuentro.
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Acompañado.
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Bosque idealizado.
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La morada.
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Ente liberado.
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© 1990 Sagrario Villarta
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